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    by Ideas Frescas

    La hepatitis es una enfermedad del hígado, que puede ser aguda o crónica, según si su duración es menor o superior a 6 meses, respectivamente. Esta enfermedad varía su tipología según la causa: viral, tóxica, inmunológica o debido a cualquier otro motivo. Lo más llamativo: en la mayor parte de los casos, las hepatitis no presentan síntomas. De ahí que, tal y como señala el doctor Javier Fernández Castroagudín, Facultativo especialista de Área del Aparato Digestivo del Hospital Clínico Universitario de Santiago, el 90% de los mayores de 40 años en España haya padecido hepatitis A sin saberlo.

    Santiago de Compostela, 21 de junio de 2010. La hepatitis es una inflamación de las células del hígado que se manifiesta por una elevación de transaminasas en los análisis. En la mayor parte de los casos, las hepatitis son asintomáticas, no presentan síntomas. Y cuando lo hacen, “los más frecuentes son inespecíficos: cansancio, pérdida de apetito, molestias en el costado derecho del abdomen… “Sólo en casos en los que existe elevación de la bilirrubina o cuando el hígado no funciona, el paciente puede desarrollar ictericia, coloración amarillenta de piel o mucosa. Esto no es habitual, aunque es lo más usual al pensar en la hepatitis: una persona amarillenta y muy cansada”, explica el doctor Fernández Castroagudín. Las diferencias entre las hepatitis virales A, B y C

    Las hepatitis A, B y C tienen en común que forman parte de las 5 hepatitis por virus, llamadas hepatotropos. Sin embargo, son totalmente distintas. A grandes rasgos, la hepatitis A es muy frecuente, y el virus que la produce se trasmite por vía fecal-oral: manos, alimentos, heces… a la boca del que se contagia. Es muy frecuente, y más conforme el país esté menos desarrollado. Las principales ventajas de la hepatitis A son que ya tiene vacuna, y que nunca se hace crónica. Una vez curada, no vuelve a padecerse. La hepatitis A afecta generalmente a gente joven, de hecho la mayoría de gente, antes de los 40 años, la padece. No es un problema porque incluso se pasa de forma inaparente.

    La hepatitis B es menos frecuente en Occidente, que las hepatitis A y C. En este caso, tal y como apunta el Doctor Fernández Castroagudín, “el virus lleva ADN y que tiene la particularidad de que se integra en el genoma del huésped. Se transmite por las tres vías fundamentales parenterales: transmisión de sangre con sangre, sangre con mucosa o fluidos biológicos infectados, por vía sexual y por vía vertical (de la madre al niño durante el embarazo). A diferencia de la anterior, el 10% de la hepatitis B se hace crónica. Puede quedar en estado de portador o en estado de hepatitis crónica, cuando el hígado está inflamado. La ventaja fundamental (aparte de que se cura casi siempre) es que existe vacuna, que forma parte del calendario vacunal en los países desarrollados, para los recién nacidos y para los adolescentes. En España es muy poco frecuente (básicamente en usuarios de drogas por vía intravenosa), aunque es endémica en otros países como Extremo Oriente.

    Finalmente, la hepatitis C es la que plantea el principal problema sanitario. Es un virus distinto al de la Hepatitis A y B. Se contagia básicamente por vía parenteral (contacto de sangre, o fluidos infectados con sangre o mucosas). El contacto diario de riesgo es muy bajo, salvo el uso de corta-uñas, cepillos de dientes, útiles de afeitar o depilar… que deben ser de uso restringido del paciente contagiado. En la hepatitis C, el contacto diario, e incluso las relaciones sexuales con pareja estable, o lo que es la vida diaria (comida, hábitos higiénicos, orina, heces…) no supone ningún riesgo de transmisión. El principal grupo de riesgo en España es el del contagio al compartir jeringuillas contaminadas. Otros dos factores de riesgo son el personal sanitario, que se contagia accidentalmente, y los transfundidos antes del año 1990. La mayoría de los enfermos se hacen crónicos: el virus no logra eliminarse y, en el 70-80% de los casos, el virus se queda.

    Como resumen de las palabras de Fernández Castroagudín, “de las hepatitis crónicas, que son las que plantean un problema de salud, ya que las agudas se solucionan, la más frecuente es la viral (y de ellas, la C, que afecta al 1-2% de la población en España). Le sigue la hepatitis crónica autoinmune (de origen inmunológico); la hepatitis crónica por tóxicos o fármacos, muy poco frecuente; y por último, las causada por razones indeterminadas, que son infrecuentes.

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