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    MADRID, 27 (EUROPA PRESS) Dos investigaciones españolas han evaluado los mecanismos de adaptación del corazón en el deporte de alta resistencia o de fuerza y han visto que, cuando la intensidad del ejercicio físico es alta, deja una huella en las cavidades del corazón que varía entre hombres y mujeres. Así se desprende de los resultados presentados durante el congreso de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que se celebra estos días en Zaragoza, donde se ha presentado un estudio que analiza el impacto de esta actividad para el músculo cardiaco que, sobre todo, se traduce en un remodelado del ventrículo derecho. De hecho, hasta ahora se había descrito un remodelado específico de este ventrículo esencialmente en varones deportistas mientras que los datos en mujeres eran mucho más escasos, lo que propició un estudio liderado por el Hospital Clínic de Barcelona que comparó el remodelado de esta cavidad inducido por el entrenamiento y la adaptación aguda al ejercicio entre deportistas de resistencia de ambos sexos. Para ello, realizaron un ecocardiograma basal para ver cuál era el remodelado crónico derivado del ejercicio en 40 deportistas de resistencia (20 hombres y 20 mujeres) que llevaban más de 10 años haciendo deporte durante más de 10 horas a la semana y que ya habían competido en 10 competiciones de alta resistencia en los últimos tres años. Los resultados se compararon con personas sanas ajustadas por edad y sexo. “Realizamos un ecocardiograma basal, en reposo, y otro durante en el pico de esfuerzo en una bicicleta, analizando la morfología del ventrículo izquierdo y derecho y la funcionalidad a través de la técnica ecocardiográfica llamada ‘speckle tracking’, que ayuda a evaluar la contractilidad de ambos ventrículos”, según ha explicado María Sanz de la Garza, primera firmante de este estudio. AUMENTO EN VENTRICULOS Y AURICULAS Tras este análisis, comprobaron que todos los deportistas de resistencia alta intensidad, tanto hombres como mujeres, experimentan un aumento de todas las cavidades cardiacas (ventrículos y aurículas). Sin embargo, las cavidades derechas, con independencia de la cantidad de ejercicio practicado, son más pequeñas en las mujeres que en los varones, y la contractibilidad (valorada por ‘speckle tracking’) era mayor siempre en las mujeres, lo que se debe a que la mujer trabaja con volúmenes menores a nivel de ventrículo derecho, con una deformación mayor. Durante el esfuerzo, el ventrículo izquierdo aumentaba su capacidad de contracción de manera proporcional a la demanda del gasto cardiaco. Sin embargo, en el ventrículo derecho no hay esta correlación, ya que esta cavidad está limitada a ciertas cargas de ejercicio, y no puede aumentar más su contractibilidad, un hecho que se ve más pronunciado en varones. “Esto podría explicar por qué los hombres, como mecanismo adaptativo al deporte de resistencia, podrían necesitar un aumento mayor del tamaño del ventrículo derecho para mantener el gasto cardiaco, al encontrarse limitada su capacidad de incrementar la contractilidad de dicho ventrículo”, aclara Sanz. ESTUDIO CON DEPORTISTAS DE LUCHA CANARIA Asimismo, investigadores del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias, San Cristóbal de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) han presentado otro estudio que ha analizado mediante ‘speckle tracking’ 2D los mecanismos de adaptación cardiovascular en el deporte de resistencia o fuerza, comparando a deportistas de lucha canaria, un deporte bastante estático, con corredores habituales profesionales (dinámico) y un tercer grupo de controles sanos con edad similar, que practican deporte de forma lúdica y no continuada. Para ello se empleó la ecocardiografía transtorácica normal, con la particularidad de que se adquirieron unas imágenes de ‘speckle tracking’, que permitía estudiar la deformación del ventrículo izquierdo durante el ciclo cardiaco (sístole-diástole), lo que permite ver “cómo se contrae y se relaja la fibra miocárdica del ventrículo izquierdo”, según Juan Lacalzada, autor del estudio. En los resultados observaron diferencias en cuanto a índices de masa corporal (IMC) y masa del ventrículo izquierdo, pero no había diferencias en los parámetros ecocardiográficos habituales, apunta el especialista. En la valoración de la función sistólica, se determinó la fracción de eyección del ventrículo izquierdo y vieron que era similar en todos los deportistas.

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