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    MADRID, 4 (EDIZIONES) Con motivo de la llegada de los Reyes Magos muchos padres con hijos con algún tipo de discapacidad se sienten agobiados por el hecho de no saber qué juguete regalarle para fomentar su creatividad, imaginación y motivación. Aunque en el mercado existen algunas empresas especializadas en la fabricación, desarrollo, investigación y distribución de juguetes adaptados y accesibles, en algunas ocasiones es posible adaptar los muñecos comercializados para que los niños con algún tipo de alteración motora, cognitiva o sensorial puedan jugar. “Lo primero que debemos tener en cuenta es que juguetes adaptados son aquellos juguetes estándar a los que se les ha realizado alguna modificación física que facilita su uso y el juego en sí”, ha explicado la coordinadora de la Unidad de Neurorrehabilitacion Pediátrica – CDIAT del Hospital Nisa Virgen del Consuelo, Laura Gómez. Por ello, la experta ha enunciado una serie de recomendaciones para adaptar un juguete a nivel motor, auditivo, visual e intelectual: 1. A nivel motor: hay que fijar las bases de los juguetes con velcros o imanes para evitar movimientos no deseados durante el juego; modificar la ropa de los muñecos (velcros); añadir cuerdas para facilitar el arrastre de los juguetes; adaptar el juguete para que pueda ser accionado mediante un pulsador; que no exijan mucha rapidez de movimientos o que se puedan regular los tiempos de respuesta; en estructuras grandes como cocinitas que entre la silla de ruedas. 2. A nivel auditivo: colocar dispositivos electrónicos que traduzcan los sonidos a otro tipo de efectos (vibración, luces*); traducir mensajes orales a mensajes escritos; y comprar juguetes que dispongan de control de volumen y salida opcional de auriculares con la finalidad de adaptar el sonido al posible resto auditivo. 3. A nivel visual: incorporar sonidos, relieves o texturas que sustituyan o acompañen a un estímulo visual; en juegos de mesa, ponerles relieve, colocar velcros, imanes, ventosas para evitar los desplazamientos involuntarios; instrucciones o piezas traducidas al braille. 4. A nivel intelectual: que tengan fácil manejo de todas sus funciones, para que permita al niño/a poder jugar con autonomía; que resulten atractivos desde el principio hasta el final de su uso, lo que permitirá mantener la atención y el interés durante todo el juego; que permitan tiempos de respuesta largos, para que todos puedan jugar aunque su ritmo sea un poco más lento; que no requieran altos niveles de concentración o razonamiento; y, si son juegos de reglas, que tengan la posibilidad de adaptarse a niveles cognitivos más bajos, reduciendo el número de reglas y complejidad. “Porque un niño con discapacidad es ante todo un niño, más allá de estas recomendaciones e independientemente de sea cual sea su discapacidad o deficiencia, es importante dar al niño la posibilidad de jugar, evolucionar y aprender a su ritmo”, han zanjado.

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