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    NUEVA YORK, 23 (Reuters/EP) Un estudio de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) ha revelado que la mayoría de usuarios de cigarrillos electrónicos los utiliza en espacios exteriores considerados libres de humo, sobre todo porque no entienden que estos dispositivos sean perjudiciales para la salud, según los datos publicados en la revista ‘Tobacco Control’. Diferentes encuestas han demostrado que casi tres cuartas partes de estos consumidores se oponen a la prohibición de los e-cigarrillos en espacios públicos donde no se puede fumar tabaco, y sobre todo son los usuarios más jóvenes los que creen que sean aptos para ‘vapear’. En Estados Unidos su uso va en aumento y se estima que los utiliza casi un 4 por ciento de la población, según datos del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés). Sin embargo, mientras la mayoría de estados han prohibido el tabaco en lugares de trabajo y algunos espacios públicos, el uso de estos dispositivos no está regulado expresamente pese a contener nicotina. “Y si lo dejas a la interpretación de los usuarios, vemos como no creen que la Ley les afecte a ellos”, ha reconocido Shu-Hong Zhu, uno de los autores del estudio, que incluyó a datos de 952 usuarios. A todos los participantes se les preguntó si estaban de acuerdo con una serie de afirmaciones sobre los daños potenciales del ‘vapeo’ y si creían que la práctica debía ser prohibido en los espacios públicos. En general, el 60 por ciento de los usuarios de e-cigarrillos dijeron que habían vapeado en una zona donde estaba prohibido fumar. Y en los encuestados de entre 18 y 29 años, vieron como casi tres cuartas partes habían utilizado los cigarrillos electrónicos en áreas libres de humo, mientras que los adultos mayores eran menos propensos a hacerlo. El estudio también reveló que las personas que consumían más estos productos, incluso a diario, tenían el doble de probabilidades de haberlo hecho, en comparación con quienes los consumen de forma ocasional. Los lugares más comunes donde ‘vapeaban’, pese a no poderse fumar, eran bares y restaurantes, seguidos de entornos de trabajo. Asimismo, también lo hicieron en centros comerciales, cines e incluso hospitales o colegios. La mayoría de los usuarios decían que quienes estaban a su alrededor reaccionaban con neutralidad y sólo un 2,5 por ciento admitió haber observado quejas o una reacción negativa. Este comportamiento podría deberse a que casi todos, hasta el 89 por ciento de los usuarios, cree que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los cigarrillos y a que el 62 por ciento cree que no son perjudiciales en absoluto, mientras que el 83 por ciento piensa que dicho vapor de segunda mano no es perjudicial. El autor del estudio censura este comportamiento ya que, aunque los efectos de los cigarrillos electrónicos son en gran parte desconocidos, recuerda que tiene nicotina y sus efectos sobre el cerebro y el corazón son de sobra conocidos, dijo Zhu.

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