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    MADRID, 1 (EUROPA PRESS) El 20 por ciento de la población sufre de forma transitoria dificultades para dormir, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que las altas temperaturas durante la noche alteran los ritmos circadianos del cuerpo y afecta a la calidad del sueño, produciendo vigilia, según los expertos de la Cátedra de Investigación del Sueño de la UGR. El sueño en condiciones de calor suele ser menos reparador, ya que “con altas temperaturas en general se duerme mejor que con frío, e incluso más rápido que con una temperatura moderada, pero las altas temperaturas durante la noche alteran los ritmos circadianos del cuerpo y aumentan la vigilancia durante el sueño, favoreciendo un sueño más superficial”, ha explicado el miembro de la Cátedra de Investigación del Sueño de la URG, Alejandro Guille-Riquelme. Durante la noche, la temperatura de ‘confort’ es mayor que por el día, en parte por la vasodilatación que se produce en el sueño, por lo que es recomendable mantener una temperatura adecuada y un poco por encima de lo que se percibe como tal al estar despiertos. El aire acondicionado puede ayudar a dormir si está a una temperatura entre 22 y 26 grados para que la temperatura del cuarto esté entre los 26 y los 30 grados, y así evitar despertares. En caso de no tener aire acondicionado, se puede optar por un ventilador que tenga una cubitera o recipiente con agua congelada delante para refrescar el aire generado. Otra recomendación para obtener un sueño reparador es optar por prendas o sábanas de algodón que permitan a la piel respirar mejor y promover la ventilación y el flujo de aire en la habitación. Además, es importante evitar la cafeína, bebidas alcohólicas y comidas copiosas y beber abundante cantidad de agua para tener una buena hidratación. Hay que apagar los móviles, tratar de relajarse controlando la respiración, no hacer ejercicio justo antes de acostarse y tomar una ducha o baño relajante para conciliar el sueño.

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