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    MADRID, 20 (EUROPA PRESS) La Universitat Jaume I de Castelló (UJI), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Pavía (UP) han patentado nuevos compuestos con una potente actividad anticancerígena en líneas de células tumorales de mama y colon, que presentan una baja toxicidad en células sanas, lo que puede disminuir notablemente los efectos secundarios durante el tratamiento de quimioterapia. Uno de los aspectos más interesantes de los nuevos compuestos es la presencia de partes de azúcar en su estructura química que “facilitan la entrada en las células cancerosas, permiten llegar hasta los cromosomas e impiden a la telomerasa conferir inmortalidad a estas células”, señala el investigador de la Jaume I, el Miguel Carda Usó. Concretamente, los nuevos compuestos también pueden inhibir la expresión de oncogenes (genes que predisponen al cáncer) bloqueando la generación de telomerasa y otras proteínas relacionadas con la actividad tumoral. “Estos compuestos actúan contra los telómeros, unas estructuras de los cromosomas que se van acortando en cada división celular. Cuando el acortamiento es muy prolongado la célula envejece y muere”, señala añade la investigadora castellonense Eva Falomir, responsable de los análisis biológicos. Esto es natural, añade, “pero en las células cancerosas el acortamiento no se produce porque una enzima, la telomerasa, impide el acortamiento de los telómeros, con lo cual las células tumorales no envejecen y se vuelven inmortales, por eso es tan difícil combatirla”. Según señalan los investigadores, se trata de un alentador hallazgo que se enmarca en las nuevas estrategias terapéuticas en oncología dirigidas a boicotear los mecanismos de los que se sirven las células tumorales para su proliferación descontrolada. BASE PARA NUEVOS FARMACOS ONCOLOGICOS El grupo de investigadores e investigadoras del Instituto de Parasitología y Biomedicina del CSIC, el Grupo de Síntesis Orgánica de la UJI y el Departamento de Química de la UP han diseñado una serie de pequeñas moléculas o vínculos que, al unirse a los G-cuádruplex (estructuras no canónicas de ADN o ARN), regulan a la baja la expresión de una variedad de genes, causando efectos inhibidores en el crecimiento celular aberrante. “Antes los tratamientos antitumorales eran muy poco específicos y provocaban efectos secundarios en otras partes del cuerpo no afectadas por el tumor. En la actualidad se están buscando tratamientos más específicos para cada tipo de cáncer, y estos nuevos compuestos podrían aplicarse a terapias personalizadas que disminuyeran los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos”, señala Carda Una consecuencias directas es la selectividad de los nuevos compuestos hacia las células tumorales porque, explica la investigadora Falomir, “las células sanas, al contar con menos proporción de proteínas de transporte, incorporan poca cantidad de compuestos anticancerígenos y se ven menos afectadas”. Los compuestos diseñados pueden ser la base para el desarrollo de fármacos oncológicos de alta selectividad y baja toxicidad, porque han demostrado una alta eficiencia para matar células cancerígenas, han mostrado una baja toxicidad en células no tumorales, y su síntesis es sencilla, se consigue sólo en tres etapas de reacción a partir de materiales de partida accesibles y con notables rendimientos. Otro de los aspectos innovadores de estas moléculas es que se dirigen a una nueva línea de investigación de gran potencial, los G-cuádruplex, considerados como dianas terapéuticas emergentes en oncología por su papel clave en la replicación y traducción del ADN. La tecnología es útil para la industria farmacéutica, específicamente para las empresas dedicadas al desarrollo, fabricación y comercialización de tratamientos para el cáncer. Por el momento, se han realizado pruebas de eficacia ‘in vitro’ y estudios de toxicidad con resultados positivos, en espera de poder iniciar los ensayos clínicos.

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