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    MADRID, 9 (EUROPA PRESS) Uno de cada cinco pacientes con fibrilación auricular no valvular (FANV) y riesgo embólico asociado no recibe tratamiento anticoagulante, según los resultados del estudio ‘Escondida FA’, realizado por la alianza Bristol-Myers Squibb-Pfizer en colaboración con semFYC, SEMG y Semergen. Se trata del primer estudio multicéntrico de ámbito nacional que ha evaluado a pacientes no anticoagulados que, en principio y en base a su riesgo embólico, tendrían indicación para recibir un tratamiento anticoagulante oral. En total, han participado 1.310 pacientes y 223 investigadores de todas las comunidades autónomas. “El objetivo del estudio ha sido caracterizar clínica y epidemiológicamente a los pacientes seguidos en centros de AP de toda España con diagnóstico documentado de FANV y puntuación en la escala de riesgo tromboembólico, que no reciben tratamiento con anticoagulantes orales (ACOs)”, ha explicado el coordinador del estudio y responsable del área cardiovascular de semFYC, José María Lobos Bejarano. Dicho esto, el experto ha insistido en que todavía existe un 20 por ciento de pacientes que deberían ser tratados con ACOs y no lo están, por lo que ha lamentado que se “infrautilice” la terapia anticoagulante oral, al tiempo que ha asegurado existe un “amplio margen de mejora”. Por otra parte, el estudio ha aportado nueva evidencia científica acerca de la prevalencia de pacientes con FANV que no reciben tratamiento con ACOs, sobre los factores que influyen en la decisión en el manejo terapéutico de estos pacientes y señala las diferencias entre los principales grupos poblacionales. Además, se han estudiado las diferencias en el manejo de la FANV para la prevención de ictus/ES (antiagregantes vs no antiagregantes/no ACOs). UNO DE CADA DOS PACIENTES CON FANV SE DIAGNOSTICA EN ATENCION PRIMARIA En este sentido, de acuerdo con los resultados del estudio, el diagnóstico inicial se realizó principalmente en Atención Primaria, seguido de las consultas de Cardiología, si bien la decisión de tratamiento inicial recayó en el cardiólogo en dos de cada tres casos. Los principales motivos de la decisión inicial de no emplear un ACO en el manejo de la FANV fueron: en uno de cada tres pacientes, el rechazo del paciente a la monitorización y/o una presencia de alto riesgo hemorrágico, mientras que en uno de cada cuatro pacientes fueron una hipertensión arterial no controlada, caídas frecuentes, dificultad de acceso a la monitorización y/o la existencia de deterioro cognitivo. “Estos nuevos datos muestran la situación actual sobre el manejo de la anticoagulación en nuestro país en un grupo concreto de pacientes y cuáles son las principales barreras que impiden el uso de un tratamiento anticoagulante, cómo superarlas, cómo conseguir que los pacientes que pueden obtener claro beneficio del tratamiento lo reciban, salvo que tengan una clara contraindicación para ello”, ha señalado Lobos. Finalmente, el trabajo ha mostrado que uno de cada tres pacientes ha mostrado rechazo a la monitorización. “Muchas veces este rechazo es debido a una elevada dificultad real para llevarla a cabo, es una causa importante de no recibir terapia anticoagulante y tiene que ver con el impacto en su calidad de vida y la percepción negativa del paciente en términos de seguridad, aunque los anticoagulantes de acción directa presentan ventajas en este sentido”, ha zanjado.

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