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    MADRID, 11 (EUROPA PRESS) La toxina botulínica tipo A reduce el volumen de sudor en el 93 por ciento de los casos y la mejoría se nota desde la primera semana de tratamiento, según ha asegurado el jefe del servicio de Dermatología del Hospital Central de la Defensa y director de la Clínica Dermogalénica de Madrid, Santiago Vidal. “El tratamiento con toxina botulínica tipo A es seguro, efectivo y mejora la calidad de vida. Cuando los tratamientos iniciales como las sales de aluminio, la iontoforesis, o los anticolinérgicos, entre otros, no consiguen controlar esta patología, la toxina botulínica tipo A bloquea temporalmente la excesiva estimulación nerviosa que provoca la hiperhidrosis en la zona tratada”, ha aseverado. La terapia consiste en realizar unas pequeñas infiltraciones en la zona afectada, lo que provoca una interrupción selectiva del sudor de 5 meses en palmas y alrededor de 7 meses en axilas. “Por lo que si se aplica en primavera o en verano dura hasta final del año”, ha recalcado, pata destacar la rapidez del procedimiento, molestias leves, “nulos o escasos” efectos secundarios (derivados de las inyecciones, como un pequeño hematoma) y notable repercusión en la mejora de calidad de vida de los pacientes. Y es que, se estima que la prevalencia de hiperhidrosis llega hasta el 3 por ciento de la población, por lo que más de 1.400.000 personas conviven con esta patología en España. “A pesar de que los estudios publicados indican que la hiperhidrosis no hace distinción de sexo, por nuestra experiencia, sabemos que el número de mujeres que consultan y reciben tratamiento por hiperhidrosis severas es más del doble que el de los hombres”, ha informado el experto. A LAS MUJERES LES PREOCUPA MAS De hecho, prosigue, los estudios de calidad de vida avalan que a las mujeres les preocupa más este trastorno que a los hombres y son más proclives a solicitar consejo médico por este motivo. Y es que, según ha recordado el experto, la hiperhidrosis tiene consecuencias “muy negativas” sobre la calidad de vida de los pacientes, la cual se ve “muy deteriorada”, incluso más que la de pacientes con enfermedades con repercusiones graves para la salud, como artritis reumatoide o esclerosis múltiple. “Sin embargo, en general, ni las autoridades sanitarias ni el resto de la sociedad muestran suficiente comprensión por el sufrimiento tan profundo que provoca el estigma de una enfermedad cutánea. Ante estas situaciones, hombres y mujeres optan por comportamientos diferentes, las mujeres tienden a elegir ropa oscura e incluso, en reuniones de trabajo, llevan varias prendas iguales para poderse cambiar”, ha señalado el doctor.

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