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    MADRID, 2 (REUTERS/EP) Es más probable que los hombres con cáncer de próstata que se han sometido a cirugía o radiación comiencen a tomar antidepresivos a que lo hagan los hombres con la enfermedad que no se han sometido a un tratamiento agresivo, ha concluido un estudio del Sunnybrook Health Sciences Centre de Toronto (Canadá). Muchos hombres con cáncer de próstata en un estadío temprano pueden no necesitar tratamiento inmediato o nunca, porque estos tumores a menudo no crecen lo suficientemente rápido como para causar síntomas o tener resultados fatales. En ausencia de síntomas o pruebas que sugieran que los tumores crecen rápido, los médicos pueden recomendar a los afectados que posterguen sus tratamientos inmediatos, como la cirugía o la radiación, y en su lugar realizar exámentes de detección regulares para reevaluar si el cáncer es lo suficientemente peligroso como para justificar una intervención. Para el estudio, los investigadores examinaron los datos de hombres con cáncer de próstata temprano e incluyeron 4.952 hombres que se sometieron a cirugía, a 4.994 que recibieron radiación y a 2.136 que estaban en vigilancia. En el año anterior antes del diagnóstico de cáncer, al 7,7 por ciento de ellos se les habían prescrito antidepresivos, y el porcentaje aumentó hasta el 10,5 en el primer año después del diagnóstico. Comparados con el grupo de control de hombres en la población en general, los hombres con cáncer prostático eran un 49 por ciento más dados a tomar antidepresivos cinco años después de la cirugía y un 33 por ciento más cinco años después del tratamiento con radiación, según la investigación. Los que estaban bajo vigilancia no tenían relación en el aumento de las probabilidades para tomar antidepresivos. “Los pacientes de cáncer de próstata a veces se encuentran en el perfil demográfico, ser blanco, mayor y hombre, de alguien que tiene el riesgo de sufrir depresión”, ha explicado el autor del estudio, el doctor Robert Nam. “Una vez que reciben tratamiento para el cáncer prostático, ya sea cirugía o radiación, pueden experimentar efectos secundarios relacionados con el mismo, como disfunción eréctil, incontinencia o disfunción intestinal, lo que empeora significativamente su calidad de vida”, ha continuado Nam. Además, la gran mayoría de los hombres diagnosticados con la enfermedad reciben un tratamiento de deprivación andrógena, que suprime la producción de la testosterona, la hormona masculina, y contribuye a generar desórdenes de humor. El estudio, no obstante, no fue un experimento controlado, y es posible que los resultados de un sólo centro médico no reflejen los resultados para los hombres que recibieron tratamiento para el cáner de próstata en otros centros. La investigación tampoco se ha encargado de estudiar cómo cualquier uso de antidepresivos podría haber desempeñado un papel en la salud sexual de los hombres después de la cirugía de cáncer de próstata.

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