La Hepatopatía no alcohólica es una enfermedad hepática en la que los depósitos de grasa en los hepatocitos superan el 5%, sin que exista un consumo etílico que lo justifique. Esta situación puede considerarse como un factor de riesgo para el futuro desarrollo de una cirrosis hepática.

A continuación se ofrece información de interés sobre causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y recomendaciones para esta enfermedad.

HEPATOPATÍA NO ALCOHÓLICA

¿Qué es la Hepatopatía no alcohólica?

Se trata de una enfermedad hepática en la que los depósitos de grasa en los hepatocitos superan el 5%, sin que exista un consumo etílico que lo justifique. Esta situación puede considerarse como un factor de riesgo para el futuro desarrollo de una cirrosis hepática.

Entre los factores que pueden desencadenar una hepatopatía no alcohólica se encuentran: la diabetes mellitus, la dislipemia (alteración de los niveles de colesterol, triglicéridos…), la obesidad, la pérdida de peso rápida, algunos fármacos (p. ej algunos quimioterápicos), fármacos (amiodarona, estrógenos o ácido valproico, entre otros), el consumo de cocaína, errores congénitos del metabolismo (abetalipoproteinemia, galactosemia, esteatohepatitis familiar…) o bien tras procedimientos quirúrgicos (resección amplia de intestino delgado o bypass yeyunoileal).

 

Adobe_PDF_file_icon_32x32Concepto y causas Hepatopatía no alcohólica

Dra. Cristina Carretero Ribón

Especialista de la Fundación Española de Aparato Digestivo

Clínica Universitaria de Navarra

¿Qué síntomas tiene la Hepatopatía no alcohólica?

Inicialmente se creía que era un trastorno totalmente benigno, pero en la actualidad se sabe que algunos pacientes pueden desarrollar otras enfermedades del hígado más graves (25-30%) como la esteatohepatitis (hígado graso con inflamación), que puede llegar a producir una cirrosis hepática.

Esta entidad es muy traicionera, ya que en la mayoría de los casos cursa de forma subclínica, siendo posible su evolución hasta un estadio cirrótico en ausencia de manifestaciones clínicas. Esto dificulta de manera importante conocer realmente la prevalencia de esta enfermedad en la población, aunque sí se sabe que su incidencia está aumentando en los países desarrollados probablemente motivado por los hábitos de vida, principalmente el sedentarismo y la sobrealimentación. Por contra es muy poco frecuente en los países del tercer mundo.

Cuando provoca algún tipo de síntomas, estos son leves e inespecíficos y fácilmente atribuibles a otros procesos banales. Los síntomas más frecuentes son la astenia y la molestia en el hipocondrio derecho.

En la exploración física el hallazgo más habitual suele ser la hepatomegalia, responsable de las molestias abdominales, ya que otros signos solo se manifiestan en casos de evolución hacia estadio cirrótico.

De hecho la sospecha clínica está más motivada por la presencia de alteraciones clínicas predisponentes (hiperlipidemia, obesidad, diabetes mellitus, cirugía bariátrica …) y alteraciones de la bioquímica hepática, que por manifestaciones clínicas propias de esta entidad.

Las alteraciones bioquímicas suelen consistir en una hipertransaminasemia leve (2-3 veces su valor normal), siendo el aumento del valor de la ALT el dato analítico de mayor sensibilidad diagnóstica. Con menor frecuencia existe una elevación de la fosfatasa alcalina y de la g-glutamil-transpeptidasa. En ocasiones se detecta una alteración del perfil metabólico del hierro (cifras altas de ferritina con saturación de transferrina normal), cuyo significado es incierto.

Los parámetros bioquímicos de función hepatocelular no suelen estar alterados, hasta que no evoluciona hasta un estadio cirrótico.

La EHNA se encuentra entre las causas de cirrosis criptogenética.

Adobe_PDF_file_icon_32x32Síntomas Hepatopatía no alcohólica

Dr. Francisco José García Fernández

Especialista de la Fundación Española de Aparato Digestivo

Hospital Universitario Virgen del Rocío, Sevilla

DIAGNÓSTICO PARA LA HEPATOPATÍA NO ALOCHÓLICA

El diagnóstico de esta patología, se basa en un proceso de exclusión. Es decir inicialmente se descartan otras enfermedades que pudieran afectar al hígado como es el consumo de alcohol, hepatitis víricas, enfermedades autoinmunes entre otras. Para ello utilizamos una evaluación clínica, determinaciones de laboratorio, pruebas de imagen para valorar el hígado y en algunos casos es necesario el uso de la biopsia hepática. Así realizaremos:

  1. Historía Clínica y Exploración Física:
    • Es esencial de este proceso diagnóstico valorar si existe consumo de alcohol, debiendo descartarlo para poder diagnosticar esta entidad clí Además atenderemos a si existen factores de riesgo como son la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y diabetes que nos hicieran pensar en un síndrome metabólico.
    • Se debe realizar una valoración física con atención a si existe sobrepeso u obesidad, realizando el cálculo del índice de masa corporal, debiendo para ello medir y pesar a los pacientes; así como medida de la circunferencia abdominal. Además se deben valorar si existen signos de padecer una enfermedad hepática avanzada, como es el edema, la ascitis, etc.
    • Es importante comprobar el consumo de medicación, así como de productos de herboristería, pues pueden justificar alteraciones en las determinaciones analí
  1. Determinaciones analíticas:
    • En los estudios de laboratorio que solicitemos se suelen medir los parámetros de función hepática, como son las transaminasas (GOT, GPT), enzimas de colestasis (Fosfatasa alcalina, GGT), bilirrubina, proteínas y albú Muchos de estos parámetros son normales hasta estadios más avanzados de la enfermedad, cuando existe una esteatohepatitis o una cirrosis secundaria.
    • Se determinan serologías virales para descartar un origen infeccioso. También se determinan marcadores de autoinmunidad como son los ANA, AMA, antiLKM para descartar patología de esta esfera.
    • Se están investigando distintas moléculas que se puedan medir en muestras de sangre, para determinar si existe inflamación y/o fibrosis, como es el caso de la Pentraxina plasmática 3 o la citoqueratina 18.
    • Existen unos modelos matemáticos que se están desarrollando, para que con unos datos analíticos, físicos y antropométricos, con una fórmula se puede estimar el grado de inflamación y/o fibrosis. Sus resultados son alentadores.
  2. Pruebas de imagen:
    • Con ellas evaluamos la morfología y características del hí La más usada es la ecografía de abdomen, dada su accesibilidad e inocuidad, con ellas se evalúa bastante bien la presencia de depósito graso en el hígado y si existen datos de una hepatopatía evolucionada como es la cirrosis. En casos de que el paciente por sus características físicas, como una obesidad importante, no podamos valorar el hígado correctamente con el ecógrafo, se usará la TAC o la Resonancia magnética para evaluar el parénquima hepático. Esta última técnica es la más sensible para el estudio del depósito graso en el hígado.
    • Cuando se sospeche que existe una hepatopatía más avanzada es interesante conocer el grado de fibrosis o “dureza” del hí Hasta ahora ésto únicamente era posible con el uso de la biopsia hepática, pero hoy en día están disponibles métodos indirectos de evaluación de la misma, como es el caso antes comentado de las fórmulas matemáticas o de la Elastografía de transición (Fibroscan©). Este es un método no invasivo que mide la propagación de una onda de choque a través del hígado y estima su fibrosis. Otros métodos son la Espectrometría por resonancia magnética o la Elastosonografía.
  3. La biopsia hepática:
    • En algunos casos es necesario realizar una toma de muestra del hígado con una aguja para analizarla al microscopio. Con ello en los casos dudosos podremos confirmar o descartar este diagnóstico, así como tendremos datos de la fibrosis del hígado, que es importante para el pronóstico de la enfermedad. El principal inconveniente de esta técnica, es que es un procedimiento invasivo con riesgo de complicaciones importantes.

 

Adobe_PDF_file_icon_32x32Diagnóstico Hepatopatía no alcohólica

Dr. Antonio M. Moreno García

Especialista de la Fundación Española de Aparato Digestivo

Hospital Universitario Puerta del Mar (Cádiz)

¿Qué tratamientos existen para la Hepatopatía no alcohólica?

Hay que tener en cuenta que la aproximación al tratamiento de la enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA) puede requerir un manejo multidisciplinar, esto es, en el que se vean implicados varios especialistas. La EHGNA puede formar parte del síndrome metabólico, en el cual confluyen diferentes patologías, como la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes, dislipemias como la hipertrigliceridemia, etc. El tratamiento por tanto no deberá centrarse sólo en la EHGNA, sino que además puede precisar tratar esas otras enfermedades asociadas al síndrome metabólico.

Si nos centramos exclusivamente en la EHGNA, existen tres formas de aproximarnos al tratamiento:

  1. Intervención sobre el estilo de vida.
    Existe una estrecha relación entre el estilo de vida y la presencia de EHGNA, por lo que la intervención sobre el estilo de vida es una de las medidas más importantes, logrando los mejores resultados con la realización de una dieta saludable y la realización de una actividad física habitual. La pérdida de peso se ha relacionado con la mejoría del daño provocado por la grasa en el hígado. Pérdidas de peso de al menos un 7% consiguen una mejoría de la inflamación hepática. La disminución de los carbohidratos procesados en la dieta es una de las medidas más eficaces para disminuir la ingesta calórica. De esta forma es esencial reducir el consumo de bebidas azucaradas (refrescos y bebidas de zumos procesados) así como dietas ricas en carbohidratos: pan, arroz, patatas, pizza, pastas, patatas fritas… en este sentido la dieta mediterránea, rica en verduras, legumbres, frutas y pescados, se constituye como la dieta ideal.
    Aumentar la actividad física diaria es otra de las claves para lograr la pérdida de grasa hepática. Aunque se han realizado diversos estudios para ver si es mejor el ejercicio aeróbico o el entrenamiento de resistencia, actualmente no existen suficientes datos para apoyar un tipo de ejercicio u otro, aconsejándose la realización de actividad física de intensidad moderada, adecuada y adaptada a cada tipo de persona, y sobre todo de acuerdo a la preferencia de la persona, ya que lo que resulta muy importante es hacer ejercicio físico  y mantener la motivación del mismo para continuar haciéndolo.
  1. Tratamiento farmacológico.
    El tratamiento con medicamentos debería indicarse en aquellos pacientes con EHGNA progresiva, es decir cuando ya hay daño en el hígado, bien inflamación (esteatohepatitis) o la presencia de fibrosis, o en aquellos con alto riesgo de que progrese. Existen varias opciones de tratamiento, si bien todavía no han sido aprobados para este uso de forma generalizada. Entre ellos están la vitamina E y la pioglitazona (es un medicamento utilizado en la diabetes tipo 2 que aumenta la sensibilidad de las células a la insulina del cuerpo). En la actualidad se sigue investigando en este sentido, estando en marcha diversos ensayos con otros fármacos.
  1. Tratamiento quirúrgico.
    La cirugía de la obesidad, conocida como cirugía bariátrica o metabólica, consigue una mejora de la obesidad y de la diabetes, consiguiendo además reducir la grasa hepática y probablemente sea capaz de disminuir la progresión de la enfermedad grasa hepática. Los estudios realizados hasta el momento han demostrado que la cirugía bariátrica consigue mejorar las lesiones del hígado debidas al depósito de grasa, incluso la fibrosis, por lo que constituye una opción de tratamiento en pacientes con obesidad mórbida.

 

Adobe_PDF_file_icon_32x32Tratamiento Hepatopatía no alcohólica

Dr. José Miguel Rosales Zábal

Especialista de la Fundación Española de Aparato Digestivo

Hospital Costa del Sol, Marbella

RECOMENDACIONES NUTRICIONALES

Los pacientes con hepatopatía no alcohólica en fase no cirrótica no presentan síntomas y no necesitan una dieta específica, por lo que las recomendaciones dietéticas no difieren de las directrices de dieta equilibrada para la población general

La dieta equilibrada es aquella que permite, teniendo en cuenta sexo, edad y posibles situaciones biológicas especiales, el mantenimiento de un adecuado estado de salud a la vez que capacita para la realización del ejercicio que exige cada tipo de trabajo.

Recomendaciones generales para seguir una dieta equilibrada

  1. Coma despacio, masticando bien, no realice otras actividades al mismo tiempo y, si es posible, hágalo acompañado.
  2. Planifique la compra periódicamente y adaptada a la elaboración de los menús.
  3. Elija alimentos propios de cada estación y almacénelos adecuadamente. El etiquetado que acompaña a los alimentos es un medio útil para conocer el contenido en sustancias nutritivas.
  4. No olvide que, “el comer es un placer” al que no se debe renunciar porque además contribuye a mantener una buena salud mental.
  5. Una alimentación saludable consiste en comer de todo sin exceso y distribuir los alimentos a lo largo del dí
  6. Es muy importante que el almuerzo y la cena sean completos, es decir que tengan alimentos de todos los grupos nutricionales; deberá haber verduras, hidratos de carbono (cereales, legumbres, patatas, arroz o pasta) y proteínas (carne, pescado o huevo).
  7. Cocine los alimentos de forma sencilla para facilitar la digestión y conservar todas las vitaminas y minerales de los alimentos: al vapor, hervidos, al horno, en el microondas, al papillote o a la plancha. Se pueden tomar guisos suaves preparados con verduras como el calabacín, las zanahorias, cebollas, también puede tomar ocasionalmente frituras, sofritos, etc, según la tolerancia. Utilice aceite de oliva preferentemente.
  8. Se recomienda un consumo moderado de grasas, especialmente las de origen animal (consuma carnes blancas o magras y pescado). Evite los embutidos, el tocino y los alimentos precocinados.
  9. Coma fruta varias veces al día porque son ricas en vitaminas y minerales.
  10. Utilice la sal con moderación sustitúyala por otros condimentos como el vinagre, el limón y diferentes especias para mejorar el sabor.
  11. Distribuya la ingesta en 5 ó 6 comidas al día.
  12. Procure beber suficiente cantidad de agua, preferiblemente entre las comidas (agua, infusiones, caldos, zumos) si no hay contraindicación médica.
  13. Manipule los alimentos de forma higiénica: lave las frutas y verduras antes de pelarlas, guarde los alimentos en la nevera bien tapados.

 

Adobe_PDF_file_icon_32x32 Recomendaciones nutricionales Hepatopatía no alochólica

Dra. Jimena Abilés Osinaga

Especialista de la Fundación Española de Aparato Digestivo

Hospital Costa del Sol, Marbella

 

Dr. Robin Rivera Irigoin

Especialista de la Fundación Española de Aparato Digestivo

Hospital Costa del Sol, Marbella